EL PROBLEMA

¿Seremos capaces de identificarlo, neutralizarlo y convertirlo en oportunidad?

Haciendo una breve analogía con una popular canción:  el problema no es el virus, el problema es la indisciplina…el problema no es la pandemia, el problema es la capacidad de reacción ante la adversidad.  Podemos intentar un ejercicio interminable con varias posibilidades; sin embargo, es una actividad necesaria para encontrar causa raíz o el “paciente cero” de una compleja coyuntura que nos está mostrando las mejores y peores caras de la práctica empresarial y emprendimientos que están quedando en el camino en su intento por sobrevivir.

El problema ya no es la inútil lista de leyes, reglamentos y acuerdos que se están emitiendo y/o modificando debido a una situación puntual o por atender un tema “de moda”.  El problema será siempre el recurso y tiempo insuficientes para que dichas normas sea útiles, coherentes, efectivas, conocidas, comprendidas, aplicables, controlables y de cumplimiento comprobable (en esa secuencia).  

Si a esta primera cara del problema la condimentamos con una tendencia marcada a la indisciplina, falta de ética, búsqueda frenética de excusas y ausencia de responsabilidad en el cometimiento de actos inefables, tenemos el coctel perfecto para provocar el fracaso en el intento para implementar reglas de juego claras (recordemos que la poca credibilidad en las autoridades de turno es el “as” bajo la manga para seguirse resistiendo a cualquier cambio).

Dejemos atrás por un momento el desahogo y el diagnóstico, estamos pasando de un confinamiento a un alejamiento social que nos está dejando lecciones que debemos saberlas interpretar. El reto es tomar ahora la responsabilidad en nuestras manos para cuidar el bienestar de todos los colaboradores y lograr un compromiso real en responder, reactivar, recuperar y potenciar a las empresas a un paso sostenido y en el menor tiempo posible.  Hemos sido testigos en los últimos 82 días de dos caras de la moneda:

La cara negativa:

  • Cierre sospechoso de algunas empresas (con el despido inevitable de personal) y los mismos empresarios están listos para abrir otra empresa con diferente denominación comercial.
  • Retención intempestiva del flujo de pagos de obligaciones, vencidas inclusive antes del mes de marzo del 2020, provocando un cruel efecto dominó.
  • Cambios asombrosos de actividad económica (más rápidos que la velocidad de la luz), empresas de alimentos o gimnasios importando y comercializando insumos médicos, alentados por las facilidades mal interpretadas y emitidas por el Gobierno Nacional.
  • Chantaje y deslealtad laboral de doble vía: Empleadores condicionando la continuidad de Empleados, y Colaboradores (sin riesgo en su salud) recibiendo puntualmente sus remuneraciones, sin iniciativa o esperando cómodamente instrucciones para retornar a las actividades (sin dejar de mencionar a quienes estuvieron ya aplicando a otros trabajos sin terminar formalmente su dependencia laboral anterior).
  • Estafas en compra/venta virtual de todo tipo de insumos en grupos masivos de redes sociales (intentando jugar al comercio electrónico de la noche a la mañana).
  • Corrupción galopante en sectores públicos y privados (esto merecería un artículo aparte, como una antología sarcástica dedicada al cáncer que merecería prácticas medicinales medievales para extirparlo de forma definitiva).
  • El costo del galón de diésel disminuyó un 3%, ¿están ya calculando la disminución de los precios de los productos en la misma proporción que ciertos sectores vaticinaban subir cuando se intentó liberar el precio del combustible en octubre del 2019?

La cara positiva:

  • Racionalizar la rentabilidad futura de algunos los negocios, cuyos excedentes serán destinados a la responsabilidad social (parece una novela de ciencia ficción; pero, es una práctica real que ya inició).
  • Acuerdos singulares entre empresas (ocupación de moteles a precios bajos para Empleados de fábricas, a fin de reducir exposición a riesgos de contagio del virus por el traslado diario de los colaboradores a sus hogares) El problema aquí es: ¿Cómo le explico a mi pareja que voy a descansar en un motel solo, después de una jornada extenuante de trabajo?
  • Negociaciones racionales entre Proveedores y Clientes para lograr acuerdos de pago sobre obligaciones pendientes (¡esto es vital para la supervivencia empresarial!)
  • Implementación de nuevas prácticas para co-administrar de empresas: si se reduce la remuneración en el nivel operativo, todos los niveles superiores lo deben hacer en proporción a su ingreso. Las empresas empiezan abrir sus libros para sincerar la situación y encontrar alternativas de solución en conjunto con sus Colaboradores.
  • Reducción del porcentaje de rentabilidad (sin dejar de cubrir costos fijos y variables) y descuentos en arrendamientos de bienes y equipos a fin de garantizar un ingreso constante.

Para detectar y neutralizar el problema de fondo, debemos asumir el rol de Clientes, Proveedores, Empresarios y Colaboradores responsables a través de prácticas sencillas pero radicales, estando muy atentos sobre quienes no han mostrado un juego limpio en este atípico trimestre, devolviendo la codicia, irresponsabilidad y frustración con un justo acuerdo social:

  • Paga tus deudas, consigue acuerdos, busca alternativas de pago.
  • No le compres productos o servicios a quien no te garantiza entregas seguras, a quien pretenda regresar de una “forzada y oscura quiebra” o ha incrementado los precios “por falta de oferta”.
  • No le vendas a quien no siga las reglas mínimas de protección sanitaria o no colabore con las disposiciones de bioseguridad.
  • Muestra la mejor disposición para lograr entornos de trabajo seguros y apoya las iniciativas de los empresarios honestos.
  • Arrima el hombro para que las empresas logren un plan de continuidad.
  • Conviértete en un ejemplo positivo y multiplicador de buenas acciones.
  • No difundas información falsa o que no haya sido contrastada (evitemos incumplir el treceavo mandamiento: no opinar sobre lo que se desconoce).
  • Si perdiste tu empleo, no te detengas. Encuentra un mejor propósito y aplica toda tu experiencia y conocimientos en nuevos retos.

Recordemos una valiosa reflexión: “La Vida es como andar en bicicleta, no te caes a menos que planees dejar de pedalear” Claude Pepper, ex Senador Demócrata.  Citando la primera frase del piloto Capitán Chesley Sullenberger cuando inició su comparecencia ante la Administración Federal de Aviación del Departamento de Transporte de la USNA por el caso del acuatizaje sobre el río Hudson (enero 2009): “Can we get serious now?”, ya es hora de ponernos serios sobre esta situación y lograr una convivencia razonable con este virus (o los nuevos que estén por venir) trabajando en planes precisos y contundentes de prevención en salud, alimentación y bienestar social. 

Como sociedad, debemos reconocer nuestra poca habilidad para administrar una avalancha de información y el poco criterio para saber interpretarla y difundirla de forma responsable.  El pánico y la indisciplina ganó su primera batalla como el virus oculto que nos impide ver la peor consecuencia que podemos enfrentar: que el aprendizaje sea nulo y, en un corto plazo, la situación regrese a la anterior “normalidad”, dejando todo como un “mal recuerdo de 90 días”.

Si dejamos pasar esta nueva oportunidad, si las conclusiones quedan en el papel, si nos llenamos sólo de buenas intenciones, si nos encerramos en el orgullo de pensar que tenemos la absoluta verdad o dejamos que otros tomen la iniciativa… entonces, cambiemos la pregunta: ¿Quiénes somos realmente es el problema?.

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Dorian Castillo es el Gerente General de LogisBusiness Group. Experto en Supply Chain Management y logística internacional.

Realizado Por : Dorian Castillo

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